Expertos alertan que los impuestos distorsivos, sumado al efecto inflacionario, empujan la carga tributaria a niveles récord
De la mano de la inflación, la Argentina pasó a liderar el ranking latinoamericano de países con mayor presión tributaria.
Según el IERAL, el peso impositivo que soportan individuos y empresas equivale al 37% del PBI.
También el FMI ubica a la Argentina al tope de la lista. Utilizando la información del INDEC, determina que la presión tributaria argentina es del 38,9%, arriba del 37,4% de Brasil, tradicionalmente el país con mayor carga impositiva de la región.
Según consigna el diario Clarín, Argentina no sólo lidera la tabla general, sino que también es el estado en el que la PT ha dado el salto más alto en los últimos diez años, con un incremento del 58%, según el FMI.
"La relación de ingresos tributarios sobre PIB se encuentra en niveles récord, ubicándose en 33,9% del PIB en 2010, 13,4 puntos porcentuales (p.p) por encima del promedio de los 90's y 18,5 p.p por encima de los 80's", dice Maximiliano Castillo Carrillo, de la consultora ACM.
Dado que para el kirchnerismo es clave cuidar la caja y mantener resultados positivos en las cuentas fiscales y en la balanza comercial, esto llevó a que tributos que vieron la luz durante los años de la emergencia económica, como el impuesto al cheque y las retenciones a las exportaciones, se hayan consolidado hasta transformarse en componentes básicos de la recaudación nacional.
A esto se suma que la inflación genera transferencias implícitas en la economía. Al reducirse el valor real del dinero emitido por el Estado, la suba de precios se convierte en una fuente de ingresos que beneficia al sector público.
Si se computa un impuesto inflacionario equivalente a 2,5% del PIB, la presión tributaria total alcanzó a 37,2% en 2010", sostiene Marcelo Capello, director del IERAL.
De este modo, el peso del impuesto inflacionario llega a ser mayor que el de otros considerados distorsivos, como el impuesto al cheque, que representa 1,9% del producto.
Según el IARAF, de los 10 pp. de alza en la presión tributaria, prácticamente la mitad (4,6 pp.) se explican por el impuesto al cheque y las retenciones, mientras que el resto del aumento se debe, en parte, a mejoras en la recaudación de algunos tributos, que por mayores niveles de cumplimiento y de eficiencia en la recaudación crecieron a más velocidad que el producto.
El otro elemento central es el enorme peso de los impuestos indirectos. La estructura tributaria del sector público nacional (sin considerar las contribuciones a la seguridad social) está constituida en un 72% por impuestos indirectos (el IVA, el impuesto al cheque, a los combustibles y otros gravámenes que se aplican sobre el consumo), frente a un 28% de impuestos directos (Ganancias, Bienes Personales, transferencias de inmuebles, entre otros).
En la región, la contracara es Chile con una PT del 17%. Para Capello, el país trasandino "muestra una política fiscal contracíclica, verdaderamente keynesiana, mientras que Argentina hace caso omiso al ciclo: procíclico en el gasto, su presión tributaria efectiva sube siempre desde 2003, sin reparar en alzas o bajas de la actividad económica, hasta resultar el país sudamericano con mayor presión fiscal".